Sin perder nunca el sentido del humor, Albert Boadella desdobla su personalidad entre el niño y el viejo artista, entre el indómito y el cívico, entre el histriónico y el reflexivo. Interpretándose a sí mismo, realiza un repaso mordaz al oficio de comediante y una mirada irónica a su agitada vida con Els Joglars de fondo.
Las proyecciones de los fragmentos más relevantes de sus obras se entremezclan con osadas reflexiones sobre la belleza y la transgresión, los tabús de la modernidad, el estímulo que ejercen los enemigos o la realidad como supremo objetivo del arte.
Durante la obra se utilizan proyecciones de Gabinete Liberman, Vaya Día, Teledeum, La increíble historia del Doctor Floïd & Mister Pla, No-Do, La Torna, Virtuosos de Fontainebleau, Ubu President, El Nacional, Daaalí, Semos Europeos, Don Carlo, Omena-G, Una noche en el Canal, Amadeu y El Pimiento Verdi.